·“Ahí estaba yo, con el Caballo del Año, y no podía vender
ni media docena de acciones. Solo Warner Jones, Josephine Abercrombie y alguno
que otro más parecían con ganas de demostrar que tenían confianza en el
caballo”. Las abatidas palabras son de Arthur
B. Hancock III, miembro de la famosa dinastía de criadores de Kentucky y
fundador y propietario de la yeguada Stone
Farm; y el caballo del que habla en esta cita y al que trataba de sindicar,
Sunday Silence. Corría el final de 1990
y el atlético potro negro al que Hancock había intentado vender sin éxito en
dos subastas (una siendo yearling y otra, dos años) había dejado la competición
después de ganar a 3 años el Santa Anita Derby, el Kentucky Derby, el Preakness
Stakes, el Super Derby la Breeders’ Cup Classic. Nada menos. A 4 años solo había
corrido dos veces, con una victoria y un segundo detrás del campeón Criminal Type, antes de lesionarse.
·Y ahí estaba Hancock –el hijo rebelde del mítico Bull
Hancock, factótum de la época dorada de la no menos mítica Claiborne Fam-, sin poder colocar participaciones en semejante
animal. Y es que por más que Sunday Silence -al que había entrenado otra
leyenda del turf yanqui, Charles Whittingham-, había demostrado ser un
superclase, el mercado vivía malos momentos: la burbuja de especulación de los
80 había estallado y la fiscalidad ya no era tan favorable. Y, además, el potro
no tenía un físico excesivamente atractivo, el pedigree de su madre estaba muy
lejos de la moda y su padre, Halo, muy capaz de dar buenos caballos, era sobre
todo conocido por su intratable y peligroso carácter.
·Y en esas andaba Hancock, cuando Zenya Yoshida llegó al rescate. El gran patriarca de la cría
nipona, fundador de la yeguada Shadai,
había adquirido en su momento un cuarto de la propiedad del potro por 2,5
millones de dólares. Y a la vista de que los criadores estadounidenses no lo
querían, pago 7,5 millones por las partes del caballo que no tenía y se lo
llevó a su casa. Allí, Sunday Silence se convirtió en emperador del Japón: ganó
trece veces la estadística de sementales y fundó una línea masculina que lleva
dominando la cría japonesa, y haciendo notables incursiones en el resto del
mundo, los últimos veinte años.
·De hecho, el actual favorito del Derby, Saxon Warrior, un castaño al que
entrena Aidan O’Brien para el
consorcio Coolmore, es nieto suyo
por línea masculina, pero el éxito más notable de la dinastía de machos de
Sunday Silence en fechas recientes es la victoria del alazán de 4 años Cheval Grand en la Japan Cup G1. Esta
ha sido la octava victoria de la línea masculina de Sunday S. en la carrera más
importante de Japón -una fue la del gran Deep
Impact, padre de Saxon Warrior-. Y a ellas hay que añadir las cuatro que
han logrado caballos que tienen sangre de Sunday Silence en la madre. Una particularidad
del origen de Cheval Grand es que tiene tres líneas del peligroso Halo, que al parecer
era capaz de atacar con saña a las personas y al que se puede ver en fotos con
el bozal puesto. El caballo murió en el año 2000, a los 31 años, después de haber
dado 62 ganadores de stakes y
encabezado dos veces la estadística estadounidense.
·Una de las presencias de Halo en el origen de Cheval Grand
se produce a través de su cuarta madre, la campeona canadiense Glorious Song, múltiple ganadora de G1
en Estados Unidos y madre de dos notables sementales: Singspiel y Rahy. El
primero es el abuelo materno del muy buen y muy popular corredor local Noozhoh
Canarias, que en unos meses empezará a servir como semental en Torre Duero,
y lo encontramos en la misma posición en el pedigree de Budgie, que ganó el otro día con cierto estilo. El pupilo de Martins es hijo de Excelebration, un excelente millero que tuvo la mala suerte de
nacer el mismo año que Frankel, al
que persiguió infructuosamente varias veces, y del que este otoño la ya hemos
visto ganar aquí a Faraunsi.
Electra Voice gana el Antonio Blasco (Foto: P. Chapa) |
·Rahy, que costó
2 millones de dólares como yearling y defendió en las pistas la casaca azul del
fallecido Maktoum Al Maktoum, nos acompaña mucho últimamente. Primero, porque
es el padre de Fantastic Light, que
a su vez es el abuelo materno de Tuvalu;
después, porque Cuppacoffee y Ragazzo son nietos por línea masculina
del gran y duro Giant’s Causeway, al
que Aidan O’Brien hizo ganar cinco G1 a 3 años y que a su vez es nieto materno
de Rahy; y , por fin, porque el caballo aparece dos veces en el origen de la
madre de Electra Voice, que llegó al
punto más alto de su apreciable carrera al ganar bien el Antonio Blasco. Se
unió así la de Cerqueira a dos
yeguas ganadoras de gran premio para La
Cincha, ambas laureadas en el Beamonte:
Rapaciña, que ganó la clásica en
1989 montada por Román Martín Vidania,
y La Galerna, que lo hizo en 2008
con Matías Borrego en la silla.
·Electra V. es la
octava hembra que gana el premio que recuerda al fundador de la Cuadra Rosales. La primera, en 1980,
fue precisamente una defensora de sus famosos colores amarillos con la cruz de
San Andrés roja: Rivellora, montada
por Claudio Carudel y preparada por Fulgencio de Diego. La pensionaria de La Cincha es hija de Poet’s Voice, un hijo de Dubawi
del que ya hablábamos el otro día: como corredor fue un buen millero que llegó
a ganar el Queen Elizabeth II Stakes G1, y como padre, ya con tres potradas en
pista, está resultando solo útil, como reflejan las asequibles 6.000 libras que
costará su cubrición en 2018. Ha dado dos ganadores clásicos en Italia y uno en
Alemania, aunque su mejor hijo, con cierta diferencia, es Poet’s Word, ganador de G3 y segundo este otoño del Irish Champion
Stakes G1, batido por Decorated Knight,
y del Champion Stakes G1, por detrás de Cracksman.
En nuestras pistas no lo ha hecho mal Arab
Poet, cuya madre, por cierto es por Sharmardal,
como la de Electra Voice.
·Se diría que Doctor Oscar aún necesita afinar su
acción, y que será aún mejor cuando lo haga, pero la que tiene ahora le he
servido para completar una temporada notable y ganar muy bien hace unos días el
Premio Fernando Melchor. Lo que difícilmente podrá mejorar este pupilo castaño
de Arizkorreta es la corriente de
emoción que desató con su victoria: porque la carrera homenajeaba a su primer
propietario, que falleció el año pasado y que hizo muchas cosas por nuestras
carreras, pero que por encima de todo era un aficionado sin tasa, apasionado
del todo; porque el caballo porta los colores azules de su Cuadra Marbella, mantenidos por su hermano Ignacio y su hija
Patricia; y porque hace poco más de un
año murió también al criador del potro,
Gonzalo Ussía-Figueroa, otro aficionado impenitente, y propietario-criador
con mucha menos suerte de la que su entusiasmo e inversión hubiesen merecido.
Doctor Óscar (Foto: Rafael Lorente) |
·Doctor Oscar es otro buen producto de Caradak y el tercer ganador de cuatro vástagos en pista que produce
su madre, Fallopio; los otros son
Dikta del Prado, por Diktat, y Ciriaco, también por Caradak. El cruce de Caradak, actual líder de la estadística
de sementales, y la americana Fallopio, no ganadora en su breve vida de
competición, es realmente notable, pues produce duplicaciones sobre Northern Dancer, Sir Gaylord y su hijo Sir
Ivor, y Shirley Heights. La
yegua, actualmente propiedad de la Yeguada Montañesa, es hija de El Prado, el caballo que ha creado en
Estados Unidos una pujante rama del tronco Sadler’s
Wells a través de sus hijos Kitten’s
Joy y Medaglia d’Oro, ambos
espléndidos sementales y ambos mencionados en anteriores entradas. El segundo
ha puesto en pista recientemente a dos debutantes ganadores entrenados por
Fabre para Godolphin, Mind Mapping y
Magny Cours, a los que no extrañará
ver en las clásicas de 2018. Cruzando a El
Prado con su yegua Siempre Así, Fernando Hernández Font crió a Así Siempre, ganadora de G1 en Estados
Unidos y madre de Outstrip, vencedor
en la Breeders’s Cup Juvenile Turf en 2013 y compañero de Poet’s Voice en el
patio de sementales de Darley en
Newmarket.
·También hubo mucho lugar para el recuerdo y la evocación en
Toulouse, donde el día que hubiera sido del cumpleaños de su padre, el
recordado José Carlos Fernández, Carlos Fernández ensilló a Karlsburg
para ganar bien una carrera apreciable. El potro de Habit es hijo de Sageburg,
semental que ya dio un triunfo notable a otro propietario español, Roberto
Cocheteux, cuando la potranca Spain Burg
sorprendió el año pasado en Newmarket al imponerse, montada por Frankie Dettori, en el Rockfel Stakes
G2. Los orígenes de ambos animales se parecen bastante, pues si la madre de
Karlsburg es por Anabaa, la de Spain
Burg es por su hijo Anabaa Blue.
Anabaa es también el padre de Abril,
que este otoño, no contenta con darnos a Ategorrieta,
ha traído asimismo a Abrantes, imponente al salir de maiden en el sprint de
hace unos días. La yegua es propiedad de Rafael Usoz, criador de Ategorrieta y
del castaño de Bidasoa.
·El mismo día en que Karlsburg ganaba en La Cepière,
fallecía en su residencia cercana a Bayona Soledad Cabeza de Vaca y Leighton,
Marquesa de Moratalla y una de las más importantes propietarias de caballos de
carreras de Francia en las últimas décadas, tanto en liso como en obstáculos y
trote. Sus colores rojos con gorra verde, que Epatha llevó a la victoria en La Zarzuela en el Beamonte de 2006,
figuran en el historial de carreras como el Prix de Jockey Club (Hours After), la Poule d’Essai des
Poulains (Tin Horse), el Prix Ganay
(Corre Caminos), el Grand
Steeple-Chase de Paris (The Fellow, Ucello, Ubu, First Gold) y la
Cheltenham Gold Cup (The Fellow). Parece imposible predecir el futuro de su
cuadra mientras sus dos hijos, el biológico Forester Labrouche, y el adoptado
Germán de la Cruz, libren la amarga batalla judicial por la herencia de su
madre en que se hallan empeñados.
·También fue amarga la situación familiar que vivió en Arthur
B. Hancock III en el otoño de 1972. En septiembre había muerto su padre, Bull, que había convertido Claiborne Farm
en la yeguada más prestigiosa de Estados Unidos y una de las más importantes
del mundo: allí habían servido como sementales campeones europeos de la talla
de Sir Gallahad, Blenheim y Nasrullah; y allí habían nacido corredores legendarios como Seabiscuit, Round Table, Bold Ruler (estos dos la misma noche, por
cierto), Nashua y Kelso. Bull tenía cuatro hijos y Arthur, con 27 años, era el mayor de los
dos varones. Habiendo ya trabajado varios años junto a su padre en Claiborne,
se consideraba su heredero natural al frente de la yeguada. Pero, siendo un
excelente hombre de caballos, era también bebedor, pendenciero y juerguista; su
juventud había sido un constante conflicto con su autoritario e irascible
progenitor. Y los albaceas de este decidieron en una tarde de diciembre que su
hermano pequeño, Seth, de 23 años,
heredara el mando de Claiborne y Arthur fuera su subordinado. Como cuenta el
gran periodista Bill Nack (su
biografía de Secretariat es uno de los mejores libros de carreras que se han
escrito), al conocer la decisión, Arthur abandonó llorando la oficina de
Claiborne, se montó en su camioneta Chevrolet y se largó. Se juró a sí mismo
que haría de Stone Farm, una pequeña finca que su padre le había cedido años
antes, una yeguada mayor que Claiborne; y que criaría un ganador del Kentucky
Derby, lo que su padre nunca había conseguido. En 1982 logró ambas cosas. (Un
año antes, Soledad Sol Moratalla
ganaba su primer G1 por cortesía de The Wonder, que se apuntó el Prix d’Ispahan).
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